
La investigación de la muerte del juez federal de Concepción del Uruguay Pablo Andrés Seró, que ayer jueves cayó al vacío en el edificio donde vive su madre en la ciudad entrerriana, continúa con pruebas contundentes.
El teléfono celular del magistrado, que hasta ayer no había sido encontrado, fue hallado por la Policía de Entre Ríos en su despacho. Hoy, el aparato está en manos de la fiscal María Occhi, que trabaja para esclarecer el fallecimiento, a la espera de ser peritado.
Mientras tanto, se conocen los resultados de la autopsia al cuerpo. Los forenses provinciales que analizaron el cuerpo determinaron que falleció por una serie politraumatismos severos: múltiples fracturas de cráneo, múltiples fracturas de costillas que afectaron las arterias de corazón y le hicieron estallar el hígado.
Todas estas lesiones, entienden los investigadores, son compatibles con la caída que sufrió.
También, el análisis de cámaras reveló que Seró entró solo al edificio. El portero, que lo conocía, lo dejó subir. Su madre no se encontraba en el lugar al momento del hecho. El exhaustivo análisis criminalístico de la Policía de Entre Ríos en el lugar, hasta ahora, no encontró pruebas de la aparición de un tercero en la escena: las cámaras de seguridad también tomaron el momento en que Seró asciende a la terraza.
Las pruebas, hasta ahora, apuntan a un posible suicidio. De todas formas, el análisis al teléfono será clave para reforzar o desechar esta hipótesis.
Seró había investigado hasta hace pocas semanas el secuestro del empresario entrerriano Gastón Tallone, capturado en Belgrano en medio de una oscura trama narco y desaparecido hasta hoy. La causa, sin embargo, hoy está en los tribunales de Comodoro Py, a cargo de la jueza María Servini y el fiscal Carlos Stornelli, luego de una declaración de incompetencia de los fiscales del caso.
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