
En un hito de la tecnología científica, investigadores de la Universidad de Strathclyde, en el Reino Unido, han desarrollado el primer microscopio completamente impreso en 3D.
Según la revista especializada New Scientist, este dispositivo combina innovación, accesibilidad y funcionalidad, al tiempo que desafía las barreras económicas asociadas a los equipos científicos tradicionales.
Con un costo total de menos de 59 dólares y un tiempo de construcción de apenas tres horas, el microscopio promete ser una herramienta transformadora tanto en el ámbito educativo como en el científico.
La clave de este avance radica en su diseño de código abierto. Basado en la plataforma OpenFlexure, el microscopio puede ser construido utilizando una impresora 3D doméstica y materiales accesibles.
Entre sus componentes destacan las lentes de plástico transparente impresas en 3D, una cámara comercial y un procesador Raspberry Pi, elementos comunes y de bajo costo que se ensamblan en un dispositivo ligero, de apenas 3 kilogramos.
El contraste con los microscopios tradicionales es notable. Mientras que estos últimos suelen costar miles de euros y requieren una producción industrial compleja, el modelo desarrollado por la Universidad de Strathclyde puede ser ensamblado rápidamente por cualquier persona con acceso a una impresora 3D y los planos de diseño, disponibles en línea de forma gratuita.

“No solo es habilitador, es empoderador”, explica Gail McConnell, miembro del equipo de desarrollo.
Este dispositivo no solo pone una tecnología avanzada al alcance de las personas, sino que también permite que más comunidades científicas y educativas puedan participar en proyectos que antes estaban fuera de su alcance.
A pesar de su simplicidad y costo reducido, este microscopio ha demostrado ser eficaz para aplicaciones científicas reales.
En pruebas iniciales, se utilizó para analizar muestras de sangre y tejidos renales de ratón, logrando observar detalles subcelulares y anatómicos con la precisión suficiente para diagnósticos médicos.
Liam Rooney, otro de los investigadores del equipo, resalta la rapidez del proceso: “En menos de tres horas, pasas de tener un diseño computacional descargado de internet a contar con un microscopio óptico completamente funcional”.
Este factor convierte al dispositivo en una herramienta ideal no solo para laboratorios de investigación, sino también para escuelas, hospitales y centros comunitarios en regiones con recursos limitados.
El potencial educativo de este microscopio es inmenso. Al ser fácil de construir y utilizar, puede convertirse en una herramienta fundamental para enseñar ciencias en escuelas y universidades.
Yann Gambin, de la Universidad de Nueva Gales del Sur en Australia, destaca que este dispositivo podría ser el centro de proyectos escolares y talleres:
“Como proyecto de clase de bricolaje, permitiría a la nueva generación de estudiantes experimentar la belleza de la biología”.
Esta accesibilidad no solo fomenta el aprendizaje práctico, sino que también abre las puertas a la participación de estudiantes en la creación de soluciones científicas.
Al ser un recurso de código abierto, los jóvenes tienen la posibilidad de modificar y mejorar el diseño, fomentando la innovación y el pensamiento crítico.

Más allá de su utilidad educativa, este microscopio tiene un enorme potencial para democratizar la investigación científica.
En regiones donde los recursos económicos limitados impiden la adquisición de equipos especializados, esta tecnología podría marcar una diferencia crucial.
Mark Pickering, de la University College Dublin, resalta que el uso de impresoras 3D domésticas para crear este microscopio lo hace accesible a una gran cantidad de personas, lo que podría transformar el acceso a la ciencia en comunidades desatendidas.
El desarrollo de este microscopio representa un ejemplo brillante del poder de la ciencia abierta. Al aprovechar el diseño de código abierto y los materiales accesibles, los investigadores lograron reducir barreras que históricamente limitaron la participación en proyectos científicos.
Este avance no solo promete transformar la ciencia, sino también abrir nuevas oportunidades para una generación de estudiantes, científicos y comunidades alrededor del mundo.