Aunque La habitación de al lado es el primer largometraje en inglés de Pedro Almodóvar, Tilda Swinton señala que él nunca ha escrito en un idioma que realmente hable otra persona. “Él escribe en el idioma de Pedro, y aquí está haciendo otra película en otra versión del idioma de Pedro, que solo pasa a sonar un poco como el inglés”, remarca Swinton.
También dice que cree que las personas deben tener voz sobre su propia vida y muerte. Y reconoce que ha presenciado personalmente la compasiva partida de un amigo. “En mi propia vida, tuve la gran fortuna de ser elegida por alguien en la posición de Martha para ser su Ingrid (Julianne Moore)”, revela la actriz británica de 63 añosa.
Asimismo comenta que esa experiencia moldeó su actitud sobre la vida y la muerte: “No solo mi capacidad de ser testigo de otras personas en esa situación, sino mi propio vivir y mi propio morir”.
Aquí, Tilda Swinton habla sobre La habitación de al lado, cómo es trabajar con Pedro Almodóvar y también, reflexiona sogre la idea de dejar que las personas mueran en sus propios términos.
—Al abordar ese papel, ¿cuál fue el desafío para entrar en el personaje?
—Me sentí realmente bendecida por la oportunidad. Muchos de nosotros hemos estado en la situación en la que se encuentra el personaje de Julianne Moore, siendo elegidos para ser testigos de alguien que está muriendo. Ya sea que quieran orquestar su propia partida o no, estar en esa posición de ser testigo es algo que he tenido el privilegio de experimentar muchas veces en mi vida desde que era bastante joven.
—Muchas personas conviven con familiares con enfermedades terminales, ¿esta película puede ayudarles?
—Es un poema realmente hermoso a una posibilidad de actitud. Creo que la actitud de (mi personaje) Martha hacia su propia vida es realmente inspiradora. Me gustaría pensar que esta es una propuesta realmente generosa y que podría inspirar a las personas a saber que es posible enfrentar su propia muerte con dignidad, que es de lo que realmente estamos hablando.
Realmente es una tontería pensar que podemos evitar pensar en la muerte porque no son solo las personas desafortunadas las que se enferman o mueren. Es una inevitabilidad. Y entonces, bien podríamos, ya sabes, abrazarlo. Y, por cierto, cuanto más lo abracemos, sugeriría que más disfrutaremos de nuestra vida.
—Tu personaje hace grandes esfuerzos para aliviar la criminalidad. ¿Crees que eso también muestra que quizás haya un lugar en la sociedad para el suicidio asistido?
—Hay muchos países en el mundo donde no es criminal asistir a la voluntad activa de alguien para orquestar su propia muerte. Y en Estados Unidos, hay 10 estados donde no es criminal, donde es posible que dos médicos asistan en la voluntad activa de un paciente de hacerse cargo de su propia muerte. Y hay otros lugares. El estado de Nueva York, que es donde se desarrolla nuestra película, no es uno de esos 10 estados. Y hay todo tipo de personas, muy sabias y compasivas, muy educadas e iluminadas, en mi opinión, que están haciendo campaña activamente para ampliar esta aceptación.
—Has trabajado con muchos grandes directores en tu carrera, ¿cuál fue el ajuste al trabajar con Pedro Almodóvar?
—Tuve una prueba de ello con el cortometraje La Voz Humana. Lo hicimos en medio del COVID. Lo rodamos en nueve días. Súper, súper rápido… Y pensé que Pedro estaba trabajando muy rápido porque era un cortometraje y porque estábamos en medio del COVID. No, no, así es como trabaja él. Ahora descubro que súper, súper rápido, dos tomas, si tienes suerte.
—¿Su estilo pone tu actuación en un camino orgánico?
—Quiero decir, siempre ayuda cuando conoces el trabajo de un cineasta tan bien como es posible conocer el de Pedro. Lo conozco desde que era estudiante, y siempre me ha encantado. Es como un país. Me encanta ir al mundo de Almodóvar y no es España, es otro lugar. Es su entorno. Así que, entrar en el marco de un cineasta que crea ese entorno siempre es un poco un viaje.
—En Venecia, la película generó una ovación de pie muy larga. ¿Qué tan validador fue eso?
—Todavía es un poco un shock para nosotros. Cuando estás en una audiencia, esa es la primera indicación de si el soufflé está bien cocinado o no. Aparentemente 18 minutos y medio es un récord cuando estás junto a Pedro Almodóvar y sabes que esos son 18 minutos y medio de personas apreciándolo con amor. Prácticamente no hay nada mejor que eso.
—¿Consideras los premios cuando haces una película como esta? Cuando escuchas el rumor del Oscar ¿es algo que tienes en mente?
—No es mi caso. Para ser honesta, realmente soy ignorante de eso. Tengo otras cosas en mi mente. Eso es como el clima. Es como decir, ¿tienes en mente el clima dentro de tres meses? Bueno, no. Esperemos y veamos. Mantengámoslo real. Mantengámoslo hoy.
Fuente: AP
[Fotos: REUTERS/Yara Nardi; Sony Pictures Classics vía AP]